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Lo que le cuesta a don Juan Fáundez
cobrar un seguro


En un país llamado Chile es toda una hazaña



Alvaro Pérez Castro.
www.unaco.cl

Señores
Compañía Internacional de Seguros Generales en Chile S.A.
Atn: Sr. Johnny Cien Pesos, Gerente de Siniestros.

Estimado Sr.
En respuesta a su negativa, respecto del pago de mi seguro de accidentes personales y, en virtud de que se me ha pedido una carta declaración detallada aquí va.

Soy albañil desde hace unos 10 años.

El día del accidente, me encontraba solo, trabajando sin ayuda, en la colocación de ladrillos de una pared de un sexto piso de un edificio en construcción en Santiago.

Finalizada la tarea, me percaté de que habían sobrado aproximadamente 100 ladrillos, que en suma pesarían unos 250 kilogramos.

Para evitar el tener que cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril, y bajarlos con ayuda de una soga y una roldana que felizmente se hallaba fijada a una viga en el techo del sexto piso.

En la planta baja, había un barril como el requerido. De modo que lo até con la soga y, luego con la ayuda del mecanismo de la roldana, levanté el barril hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en una columna de la planta baja.

Luego subí hasta el sexto piso y cargué los ladrillos en el barril.

Volví a la planta baja, desaté la soga y la agarré con toda mi fuerza de modo que los ladrillos depositados en el barril, bajasen suavemente.

Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo y comencé a ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Claro..., ahora entiendo que mis 80 kilos de peso corporal eran insuficientes para aguantar los 250 kilos de ladrillos del barril.

Debido al susto, perdí mi presencia de espíritu, e irreflexivamente, me aferré aún más a la soga, mientras ascendía a gran velocidad.

En las proximidades del tercer piso, me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida y me resultó imposible evitar el impacto. Creo que allí se debe haber producido la fractura de cráneo que me afecta.

Continué subiendo..., hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y de las muñecas.
A esta altura de los hechos, ya había recuperado mi presencia de espíritu y pese a los fuertes dolores, continué aferrado a la soga.

Fue en ese momento, que el barril lleno de ladrillos que iba hacia abajo, chocó contra el piso, su fondo se partió, y todos los ladrillos se desparramaron. Lo que quedó del barril, amarrado a la soga, no pesaba más de 25 kilos.

Debido a un principio simplísimo, comencé a descender rápidamente hacia la planta baja, firmemente aferrado a la soga.

Aproximadamente al pasar de nuevo por el tercer piso, y esta vez hacia abajo, me encontré con el barril o lo que quedaba de él, mismo que subía a gran velocidad.

En el choque que sobrevino, estoy casi seguro que se me habrían producido las fracturas en los tobillos y la nariz.

Este choque felizmente disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé sobre la montaña de ladrillos sólo me quebré tres vértebras.

Lamento sin embargo informar que, cuando me encontraba caído e inmóvil sobre la pila de ladrillos rotos, con los dolores insoportables y sin poder moverme. Me percaté de la presencia de lo que quedaba del barril, colgado sobre mi cabeza. Perdí nuevamente mi presencia de espíritu y solté la soga.

El barril pesaba más que la soga, (eso es fácil de entender), así es que descendió rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándome las dos piernas. Y de eso estoy seguro, por que sentí el golpe y el dolor.

Esperando haber aclarado sus dudas, se despide atentamente de ustedes.

Manolo Faúndez Faúndez, albañil.

 

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